La menopausia es una etapa natural en la vida de toda mujer y no significa vejez.
La adopción de hábitos de vida saludables nos ayudará a paliar los cambios degenerativos y gozar de una mejor calidad de vida, por ello es importante contar con su ginecólogo, para paliar los posibles cambios o trastornos e iniciar desde el principio prácticas que nos permitan prevenir las patologías secundarias al déficit hormonal propio de esta etapa de la vida.
La menopausia comienza cuando ha pasado un año desde la última regla y se asocia a una serie de cambios que pueden alterar la vida de la mujer.
Los cambios que aparecen en la menopausia están relacionados con el agotamiento de la reserva de óvulos del ovario y por lo tanto con el déficit de estrógeno que es la principal hormona producida por el ovario. Unos años antes pueden ocurrir trastornos como desarreglos menstruales (reglas más abundantes o más duraderas) o incluso la ausencia de reglas durante algunos meses. Se puede asociar con sofocos, sudoración, irritabilidad, insomnio, cambios de humor, sequedad en la piel y en la vagina, osteoporosis, dispareunia, enfermedad cardiovascular, entre otros.
Estos trastornos no tienen porque aparecer en todas las mujeres ni con la misma intensidad.
Este es un buen momento para acudir al ginecólogo y poder prevenir los trastornos asociados y hacer un diagnóstico de los tipos de cánceres más frecuentes de estas edades.
Cuando la sintomatología es importante si está indicado el dar un tratamiento que recuerde el estado previo en formas de hormonas, lo que se conoce como tratamiento hormonal sustitutivo (THS), el cual está constituido por dos hormonas estrógenos y progesterona. Estos tratamientos se pueden administrar en forma de comprimidos, parches y geles para que puedan adaptarse a las circunstancias de cada mujer y poder diagnosticar, mediante la revisión ginecológica, los posibles efectos secundarios que puedan aparecer.
Cuando la paciente tiene miedo a este tipo de tratamiento o existen contraindicaciones se dispone de alternativas a los mismos pero no tienen el mismo efecto que el tratamiento hormonal, entre los que se incluyen las isoflavonas que se obtienen de la soja y tienen un efecto estrogénico leve que mejora los síntomas de la menopausia en sus formas leves o moderadas.
La osteoporosis es un trastorno de los huesos que se asocia con descalcificación y reducción de la masa y la densidad ósea, lo que altera la estructura de los mismos haciéndolos más frágiles y con un mayor riesgo de fractura.
Existen diferentes métodos para valorar la densidad ósea pero el más específico es la densitometría ósea, el resultado de la misma nos indica el nivel de masa ósea y el riesgo de fractura. Hay determinados factores que pueden favorecer la aparición de la osteoporosis, unos son no modificables como la constitución delgada, la nuliparidad, la menopausia precoz, talla baja o la etnia pero otros, si son evitable como la inactividad física, el tabaco, el abuso de alcohol, abuso de cafeína y la baja ingesta de calcio.
Cuando en la densitometría aparece una osteoporosis es el momento de iniciar medidas higiénico-dietéticas así como de iniciar un tratamiento médico adecuado con calcio, bifosfonatos, vitamina D, etc…
El comienzo de la menopausia es el momento adecuado para acudir al ginecólogo y paliar las alteraciones típicas de esta época, así como hacer un diagnostico precoz de los cánceres más típicos de este momento como son el de mama, de endometrio o el colonorectal.